¿riñe esto con mis creencias religiosas, con la iglesia?
Por: Eliana M Restrepo Chebair
Amaneció el sábado 2 de diciembre y todo estaba previsto para comenzar nuestro encuentro cerca a las montañas del semipáramo de Cota. Veinticuatro personas se habían puesto este día una cita para participar en nuestro taller, según nos dijo el ángel que contactamos gracias a la ayuda de Sandra, una psicóloga entrenada para hacerlo: “las almas se convocan así que vendrán quienes tengan que hacerlo”.
Ese día amaneció muy temprano y el cielo confabulaba para todo. Realizamos una meditación donde saludamos a esos seres de luz y abrimos el día sintiendo la presencia de ellos, que habían aceptado venir a visitarnos para entregarnos mensajes y enseñanzas. Sonamos la campana varias veces llamándoles y anunciando que teníamos todo dispuesto para su llegada.
Días antes había recibido llamadas de personas interesadas en asistir con varias preocupaciones: “¿riñe esto con mis creencias religiosas, con la iglesia?”, “¿Es esto algo equivocado?”, “No tengo experiencia en este tema y me muero del susto de que se me aparezca un Ángel”.
Todas las religiones hablan de los Ángeles y le atribuyen cualidades especiales: mensajeros, protectores, ayudantes espirituales, acompañantes, seres llenos de sabiduría Divina que colaboran para que entendamos mejor nuestro destino.
Los ángeles no son exclusivos a una religión ni son parte de lo que han llamado “esotérico”. El Arcángel Gabriel por ejemplo, trajo mensajes de Dios para la realización humana.
Los ángeles están cerca muy cerca. Muchas películas han logrado captar su esencia y una de las que me ha parecido más bella es: "Tan lejos, tan cerca" una película alemana del director también alemán Wim Wenders. El largometraje es una secuela de El cielo sobre Berlín en 1987.
Aquel día en nuestro taller precisamente recordé esa película. Los ángeles nos comunicaban mensajes importantes mientras todos los que participamos en el taller estábamos sentados y acostados en el suelo como niños y niñas envueltos entre cobijas, nuestros cuerpos se acogían unos a otros sin medir la distancia y nuestras miradas atentas e inocentes hacía que nos sintiéramos en comunidad “común-unidad”.
Los ángeles nos enseñaron a hacer un canal, a construir una especie de ruta de modo que puedan descender a nuestro corazón. Todos somos seres de luz, y vibramos en luz y energía, y para entrar en relación con ellos debemos ampliar nuestro campo vibracional. Al vibrar más alto muchas personas comienzan a sintonizarse con otro tipo de conciencia más expansiva, más comprensiva, más compasiva, ausente de juicios y valoraciones. Es en este estado donde comenzamos a vibrar en amor, y al hacerlo nos fundimos con la fuente Divina, Dios que solo es bondad. Dejamos el mundo de la dualidad, de lo bueno y lo malo, del sufrimiento, pues al vibrar en amor, no tenemos que esforzarnos por nada más que por vibrar e irradiar luz a otros por que la tarea en el universo es colectiva. Somos una pequeña parte “diminuta en el universo” pero a la vez necesaria para su realización. Estas fueron las enseñanzas de los ángeles que asistieron a nuestra cita.
En el mes de febrero tendremos otro encuentro para quienes quieran experimentar y aprender, ¡inscíbete!.
En agradecimiento.